Veo los cerros y caminos sufrir.
Ya basta.
Basta de basuras, tarros, botellas de cerveza, latas de lo mismo, papel higiénico, bolsas.
¿Qué les pasa a las personas que siguen sin respetar las plantas del camino?
No les pido que lo hagan ni por su madre, ni por su padre, ni por sus hijos. Simplemente por cada ser que vive a su lado y no ven.
Lleven sus desechos al lugar que les corresponde.
Mire: si sus desechos orgánicos los junta y composta, ya deja de producir un 45% de mugre. Aún la mayor parte de los desechos orgánicos no son separados y utilizados para este fin. No espere que lo haga alguien, empiece usted en su casa. Es fácil, útil y verá que no podrá dejar de hacerlo. Verá brotar la vida desde lo que antes era basura.
Sus cartones y papeles, píquelos y compóstelos también, pero sáquele el papel de color y el plástico. Esto también alimentará su compost.
Luego recuerde que todo el vidrio lo reciben en los puntos de reciclaje. No necesita botarlas por la ventana ni dejarlas en los miradores donde se detiene a conversar . Allí tampoco se necesitan latas. Las latas se aplastan en el suelo (aproveche de desahogarse en ese acto) y los lleva a puntos de reciclaje también.
Lamentablemente hay demasiados autos que llevan a cada cuál dónde quiere pero dejando botado también lo que se le da la gana, incluso, tirándolo por las quebradas. Nunca olvidaré la gran Puya alpestris camino a casa en aquél camino sinuoso. Llegó Septiembre y ella florecía impetuosa a un metro del borde de la vía. Cada día la saludaba feliz desde el otro lado del parabrisas. Algunos días me detenía a mirar de cerca ese color esmeralda de sus pétalos. Un día, previo a fiestas patrias, con dolor vi que no pudo terminar su ciclo….terminó cercenada y puesta como trofeo en una ramada dieciochera . Qué falta de criterio, qué acto más vandálico. Acto que quizás en la colonia fue aplaudido pero hoy, sólo causa indignación. Y para terminar peor, hoy, casi un año después, veo al lado de mi querida Puya alpestris callejera un montón de basura abandonada en sacos. Algún personaje desalmado que pasó en su bólido por ese paraje con la única intención de deshacerse de lo que cobardemente abandona a escondidas: su propia mugre, sus deshechos, su mediocridad paupérrima.
Basta de falta de respetos por la naturaleza.
Denunciemos.
Creamos conciencia.
Obremos con el ejemplo.
Limpiemos nuestros entornos.
Consumamos menos.
Eduquemos.
Todo comienza por mi y por ti.
La naturaleza ya no puede esperar más.