Desde nuestro jardín cosechamos toneladas de amor.
Así es, cada flor y cada hoja cargada de aromas, colores y porqué no, sabores, irrumpen en el corazón.
Cada aniversario, cada cumpleaños, cada día en que alguien se siente enamorado y quiere demostrarlo más allá de un beso y una sonrisa, el jardín nos da la posibilidad de decir algo más. En silencio, pero profundamente. Una flor.
Cuánto darían tantos para que todo ser humano pudiese al menos rozar la belleza de una flor, sentir la esencia suave mentolada de un tallo, el roce suave de ramillas al pasar o el caer las hojas suavemente con la brisa veraniega.
Podemos hacer jardín con tan solo un par de plantas, no necesitas más que comenzar y pronto verás en tu mesa, un mensaje de amor. Inesperado. Inspirador. Mágico.
Bienvenidos a este mundo de verdad.