Creo que disfrutaremos tanto como ustedes cada vez que nuestra amiga la garza nos acompañará en nuestras historias, recorridos, sueños. Está en nuestro país de norte a sur, nos ha acompañado en los campos desde que éramos pequeños y bien sabemos que aunque se nuestra, es esquiva. La hemos elegido de mascota, por todas esas características y varias más: es ‘’busquilla’’, siempre investiga y tiene buen olfato y encuentra lo que busca. Es de porte elegante, de volar suave, sin atropellos y sin presunción. Pero basta que se pose para que podamos disfrutar de mirar su impronta. Convive bien con seres de su misma especie pero de fisonomía tan diferentes como pueden ser un tiuque y un queltehue también. Pero se aceptan, comparten su alimento y su hábitat. Hacen comunidad. Ella es blanca, como la espuma y las nubes y comparándola con las flores, tienen en su color todo el arcoíris. Ese que nos gusta de ella y también para los jardines. No queremos dejar ninguno afuera.
Cuando hace 50 años el vivero era sólo campo abierto en que se cultivaba chacarería y un par de árboles, siempre habían garzas visitando los potreros y canales. El último año, cuando removimos con arado un potrero , llegaron volando muchas garzas y se quedaron ahí buscando entre la tierra. Me senté a observarlas y sentía los años de niñez rozándome como la brisa rozaba mi espalda. Y me dije: ‘’de aquí eras y acá te volveré a dar un lugar’’. Así la transformé en nuestro ave símbolo. Queremos devolverle a la garza chica un entorno feliz. Le daremos bebederos entre los jardines y sectores de producción, para que vuelvan y sientan que tienen un refugio donde nadie las molestará. Junto con los queltehues tan propios y los tiuques. Unos comen larvas, otros ratones y todos juntos nos ayudarán a tener plantas y jardines más sanos e integrales. Como Dios manda. Como manda la conciencia.
A la garza, también le gusta viajar, como a los amantes de los jardines.
Buscamos plantas, parques y jardines por el mundo, para llenarnos de esas bellezas que llenan el alma y maravillarnos con la diversidad de morfologías y fisiologías del reino vegetal. Las garzas chicas migran desde USA hasta el sur de nuestro país buscando siempre las temperaturas más cálidas. Y donde hay humedales ahí anida. Nos visita en el campo cuando quiere cambiar su menú de ranas, camarones y peces pequeños. Y por qué no?, si los insectos del campo tienen un sabor tan especial. Como a flores de muchos colores.
Dice una historia que Chile país largo y extendido desde el desierto hasta el templado sur, que las garzas chicas recorrieron toda nuestra costa picoteando todo el arco iris de flores de todos nuestros climas y que por eso son blancas, porque es el único color, que contiene a todos los demás. Y que la garza siempre aparece unas temporadas en Pocochay, porque ahí maduran sus alas, que las llevan a volar lejos.
Nosotros también queremos volar lejos… queremos un mundo verde, muy verde y florido. Y para eso hacemos plantas, las mejores, porque sabemos lo importante que es comenzar sano y vigoroso.
¡Escríbenos!